El director general de BYD para España, Alberto de Aza, confirmó que la marca llevará a cabo una actualización de tarifas a partir del 1 de enero de 2025.
En una entrevista para Europa Press, la medida tiene más que ver con la inflación que con los aranceles impuestos a los coches eléctricos chinos.
No obstante, a fin de evitar los aranceles, De Aza señaló que la compañía contará con plantas de fabricación en los cinco continentes de forma próxima.
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En Europa, contará con una planta en Szeged (Hungría), en la que pretenden fabricar su primer vehículo antes de 2026. En este sentido, De Aza confirmó que la compañía no tiene planes para levantar nuevas plantas en Europa por el momento y que será la demanda la que determine los planes para el futuro.
Respecto a una probable localización en España, De Aza indicó que esta dependerá de la competitividad que ofrezca la industria española frente a países del norte de África o del Este de Europa.
De Aza valoró la competitividad industrial de países como Rumanía, República Checa o Eslovaquia, aunque considera que España tiene un alto valor industrial y que su Gobierno, independientemente de su signo, peleará para que la automoción siga siendo uno de los pilares de la economía nacional.
Impacto de aranceles
“Será fácil que los constructores chinos se hagan con un 10% de cuota de mercado”, apuntó.
La entidad estadounidense Citi actualizó las perspectivas comerciales y estrategias del fabricante y reconoce que está en posición de superar su objetivo de ventas de 5 a 6 millones de unidades en 2025 gracias a su expansión en diversos mercados en todo el mundo.
}No obstante, De Aza señala que el entorno convulso en el que se encuentra la industria europea hace difícil proporcionar previsiones exactas.
Además, pone de manifiesto que el próximo 1 de enero entrará en vigor la normativa de emisiones para los fabricantes ‘CAFE’, lo que podría suponer el cierre de factorías en todo el continente.
Para el directivo, la normativa aumentará la competencia en el segmento de los vehículos eléctricos como resultado de que los fabricantes tradicionales tendrán que destinar recursos de las tecnologías de la combustión al negocio de los coches eléctricos.
Con este contexto, De Aza señala que las intenciones de los grupos chinos se dirigen hacia ganar cuota de mercado sobre sus competidores locales, avanzando que “será fácil” que consigan hacerse con un 10%.