El reporte “Energías renovadas: Transición energética justa para el desarrollo sostenible” de CAF desarrolla un análisis exhaustivo de la situación energética actual de la región, para luego focalizarse en las agendas de oferta y demanda de energía.
El reporte pone énfasis en tres sectores cruciales para la demanda: el transporte, la industria y el sector residencial, y cierra con un análisis de los impactos que la transición tendrá en la macroeconomía en su conjunto, en particular sobre las finanzas públicas, el sector externo y el mercado laboral.
En el caso del sector industrial la transición pasa por la electrificación de algunos procesos o usos que actualmente dependen de combustibles fósiles al igual que el fomento de la economía circular.
En movilidad urbana, es importante el uso de transporte público sostenible (masivo y activo). En la logística urbana hay espacio para la electrificación, mientras que, en el caso de transporte de carga, la promoción de la eficiencia y el uso de combustibles alternativos son medidas que pueden ser efectivas en el corto plazo.
Sergio Díaz-Granados, presidente ejecutivo de CAF, señaló que Latinoamérica es una región de soluciones, con capacidad para contribuir al proceso mundial de transición energética aprovechando las oportunidades que surgen para los países con reservas de minerales críticos como el litio, el cobre o el níquel.
“Con este RED, el banco de desarrollo de América Latina y el Caribe ratifica su compromiso de acompañar a la región mientras afronta con éxito el desafío de una transición con energías renovadas”, afirmó.
Reducción de emisiones
CAF señala que las acciones por el lado de la oferta para la descarbonización propuestas en el RED son el incremento de la capacidad de generación de electricidad impulsada por una mayor participación de las fuentes renovables no convencionales y el desarrollo de combustibles de bajas emisiones como los biocombustibles o el hidrógeno de bajas emisiones.
Además, durante la transición, el reporte sostiene que el gas puede jugar un rol crucial sustituyendo combustibles fósiles más contaminantes como el petróleo y el carbón.
Si se sustituyera el 50 % de los usos actuales de petróleo y carbón por gas se podrían reducir en un 7 % las emisiones de la región, lo que representa casi un 65 % del total de compromisos que la región se fijó para 2030.
Desde el punto de vista de la demanda, la eficiencia y el ahorro energético constituyen además un pilar indispensable en la ruta hacia la descarbonización.
CAF detalla que una transición justa también precisa cerrar las brechas de acceso y calidad de energía que aún persisten en la región. Dentro de las políticas para la demanda de los hogares en el RED se destaca la electrificación de algunos consumos, como el de calefacción y cocción, evitando el todavía frecuente uso de la biomasa con sus consecuencias negativas para la salud.