El Salón del Automóvil de París mostró la renovada apuesta de los fabricantes franceses por la movilidad eléctrica a precios más accesibles, en un momento de dudas en el sector del motor en Europa.
Según reporte de la agencia de noticias efe, la edición número 90 coincide con la llegada al mercado francés de una nueva camada de modelos eléctricos europeos de pequeño tamaño, que buscan una amplia difusión entre el comprador medio gracias a sus precios más asequibles.
Renault presentó el diseño final de su nuevo R4, que volverá al mercado el año próximo como un SUV pequeño para continuar con la línea retrofuturista ya iniciada con el R5, que ya ha comenzado su comercialización en Francia.
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Ambos vehículos parten de la misma plataforma exclusivamente eléctrica, alargada ligeramente en el caso del R4.
Los precios
El R5 promete un precio de 25.000 euros (antes de las ayudas públicas a la compra de coches eléctricos) para sus versiones más básicas que saldrán a la venta el año próximo mientras que el R4 partiría de unos 30.000.
Renault mostró también la estética de su futuro Twingo eléctrico, que sigue la misma tendencia retro y que la marca promete que saldrá al mercado en 2026 a un precio de unos 20.000 euros.
Dentro de la decidida apuesta por la nostalgia de Renault, el R4 incorpora numerosos guiños estéticos al modelo original, que se fabricó entre 1961 y 1995 y del que se produjeron más de ocho millones de ejemplares en todo el mundo.
Los faros redondos, las luces traseras divididas en tres segmentos o la ventanilla lateral son algunos de esos detalles.
La marca del rombo desveló también su concepto Embleme, que combina un motor eléctrico alimentado a la vez por una batería y por una pila de combustible (hidrógeno) que promete una autonomía de 1.000 kilómetros, según aseguró el consejero delegado del grupo Renault, Luca de Meo.
El otro gran fabricante francés (Stellantis, que agrupa a 14 marcas de Francia, Italia, EE.UU., Alemania y otros países) presentó en París los vehículos de su empresa conjunta china Leapmotor, con la que aspira a sacar partido de la creciente penetración de los coches chinos en Europa.
Esta edición del Salón de París, que se celebra cada dos años alternando con el de Ginebra, llega en un momento delicado para los fabricantes europeos, que piden de forma reiterada a la Unión Europea una estrategia industrial para el sector y han advertido con el posible cierre de fábricas, como previno recientemente Volkswagen en Alemania.