Brasil supera a Japón en ventas de vehículos eléctricos y reconfigura el liderazgo global en movilidad sostenible

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En una coyuntura marcada por la transición energética global, Brasil alcanzó un punto de inflexión histórico: ha superado a Japón en ventas de vehículos eléctricos, según el informe «Electric Vehicle Outlook 2025«, publicado por BloombergNEF.

Este hecho sitúa al país sudamericano como uno de los mercados emergentes más vibrantes del mundo, desafiando las narrativas tradicionales que asocian la electromovilidad exclusivamente con economías altamente industrializadas.

El fenómeno brasileño no se limita a cifras: representa un viraje estructural en la forma en que las naciones del sur global pueden liderar soluciones climáticas y tecnológicas.

De acuerdo con el informe, el impulso ha sido sostenido a lo largo del primer semestre del año, y responde a factores interrelacionados que incluyen políticas públicas, estímulo a la producción nacional y un renovado compromiso del sector privado.

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Factores que explican el ascenso de Brasil

Diversos elementos han confluido para que Brasil escale posiciones en el ranking global de adopción eléctrica.

Por un lado, se han implementado incentivos fiscales que reducen significativamente el costo de adquisición de vehículos eléctricos para particulares y empresas.

Estos beneficios, sumados a programas de financiamiento verde y exenciones arancelarias, han contribuido a que la electromovilidad deje de ser una opción de nicho y se convierta en una alternativa competitiva frente a los vehículos de combustión interna.

En segundo lugar, el crecimiento en infraestructura de carga ha sido notable. El país ha invertido en estaciones ultrarrápidas en corredores logísticos, zonas urbanas y áreas rurales estratégicas.

Estas inversiones se han realizado en coordinación con gobiernos locales, proveedores de energía y startups tecnológicas, creando un ecosistema que facilita la adopción tanto para usuarios individuales como para operadores de flotas.

Además, el fortalecimiento de la industria nacional ha permitido el ensamblaje local de modelos eléctricos, reduciendo la dependencia de importaciones asiáticas y posicionando al país como hub de innovación y manufactura en América Latina.

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Un impacto que trasciende fronteras

El hecho de que Brasil haya superado a Japón, un país históricamente líder en tecnología automotriz, genera un cambio de paradigma para toda América Latina.

Ya no se trata de seguir modelos importados, sino de demostrar que es posible construir soluciones propias desde el sur global, adaptadas a los desafíos económicos, urbanos y climáticos de la región.

El ejemplo brasileño podría acelerar políticas públicas en países vecinos como Argentina, México, Colombia y Perú.

Gobiernos locales empiezan a estudiar marcos regulatorios que fomenten la inversión privada, la descarbonización del transporte público y el desarrollo de cadenas de valor regionales en torno a baterías, software vehicular y componentes de carga.

A su vez, organismos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) han comenzado a priorizar el financiamiento de proyectos de movilidad eléctrica, reconociendo su potencial para generar empleo, reducir emisiones y mejorar la calidad del aire en las ciudades.

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Desafíos tecnológicos, normativos y de equidad

Pese al avance significativo, el informe de BloombergNEF advierte sobre la existencia de desafíos que deberán ser abordados en los próximos años.

Entre ellos se destacan la necesidad de normativas técnicas armonizadas que garanticen interoperabilidad entre sistemas de carga, la expansión hacia zonas rurales y periurbanas que aún presentan baja cobertura, y la formación de talento humano especializado en electromovilidad, eficiencia energética y mantenimiento de tecnologías eléctricas.

Asimismo, expertos subrayan que el acceso equitativo debe ser una prioridad. Si bien los avances se han concentrado en grandes ciudades como São Paulo, Río de Janeiro y Brasilia, es fundamental que la revolución eléctrica llegue también a comunidades vulnerables, zonas amazónicas y regiones del nordeste, evitando la reproducción de brechas históricas en el acceso a tecnologías limpias.

El salto de Brasil en ventas de vehículos eléctricos marca el inicio de una nueva narrativa regional. Con liderazgo político, innovación industrial y compromiso ciudadano, el país demuestra que el futuro de la movilidad ya no está reservado a un grupo selecto de naciones.

El sur global puede, y debe, protagonizar la transición energética mundial. Este logro es más que una estadística: es un mensaje de posibilidad para América Latina y para el mundo.