La Unión Europea (UE) ha impuesto un arancel de hasta 35,3% sobre los vehículos eléctricos de batería procedentes de China.
Esta medida, que entró en vigor recientemente, busca equilibrar el mercado automotriz europeo frente a la competencia de fabricantes chinos que, según Bruselas, se benefician de subsidios ilegales proporcionados por el gobierno de Pekín.
La decisión se tomó tras una investigación de semanas que determinó que estas ayudas permitían a los fabricantes chinos producir a costos significativamente menores que sus contrapartes europeos, poniendo en riesgo la competitividad de la industria automotriz de la UE.
El arancel tiene como objetivo compensar esta diferencia y proteger a los fabricantes europeos frente a una posible competencia desleal, de acuerdo con la Unión Europea.
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Bruselas destacó que este tipo de subsidios afecta la viabilidad a largo plazo de la transición energética en Europa, ya que muchas empresas locales han invertido ampliamente en la fabricación de vehículos eléctricos y tecnologías sostenibles.
Nuevas tarifas
Los nuevos aranceles buscan que las condiciones del mercado sean justas y que los productos europeos puedan competir en igualdad de condiciones.
Tras finalizar el proceso formal, las nuevas tarifas, que se suman al 10% que ya impone la UE sobre las importaciones de automóviles, incrementarán los aranceles hasta un 45,3% para ciertos fabricantes y entraron en vigor el pasado miércoles.
Finalmente, Bruselas recalca que el diálogo técnico con las autoridades chinas sigue en marcha sobre los compromisos relacionados con los precios, con el objetivo de encontrar una solución «alternativa».