Con el objetivo de romper paradigmas y superar los obstáculos aún presentes con respecto a la infraestructura de carga a escala mundial, Porsche avanza en la producción de baterías con elementos clave para aumentar la autonomía de los coches eléctricos.
El fabricante alemán anuncia una generación de coches electrificados, cuyas baterías podrían llegar a ofrecer autonomías superiores a los 1.000 kilómetros y, además, recargarse en un tiempo significativamente inferior al actual.
A través de un comunicado, la empresa informó sobre las últimas novedades en lo relativo a la evolución de la tecnología eléctrica de la marca y lo que esperan de ella en los próximos años.
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Minuciosa investigación
El profesor Maximilian Fichtner, director del Instituto Helmholtz de Ulm y jefe de la Unidad de Investigación de Sistemas de Almacenamiento de Energía del Instituto de Tecnología de Karlsruhe, explicó que a mediano plazo, aspiran tener una nueva combinación en la química de los ánodos y un denso empaquetado de las celdas que permita coches eléctricos con una autonomía de 1.300 kilómetros.
Otro foco que tiene Porsche es optimizar la actual química de las baterías. Actualmente, la firma utiliza grafito como material principal del ánodo, y pretende evolucionarlo desarrollando ánodos de silicio.
El fabricante teutón trabaja en ánodos compuestos de hasta 80% de silicio, aunque admiten que este material también plantea retos ya que partículas de silicio pueden llegar a expandirse hasta 300% cuando absorben litio, lo que puede deformar el paquete de baterías.
Además, la compañía destaca que los ánodos de silicio tienen una capacidad de almacenamiento hasta 10 veces superior, y a su vez permiten una capacidad de carga más rápida.
Estiman que, en circunstancias de uso real, una batería con esta nueva química podría pasar del 5% al 80% en menos de 15 minutos gracias a potencias de recarga de 500 kW.