En alianza con la Unión Europea (UE), el gobierno de Perú plantea medidasimportantes para acelerar la transición del parque automotor hacia la movilidad eléctrica.
La estrategia consiste en financiar la conversión de 10.000 taxis hacia coches electrificados. El plan fue anunciado por el ministro de Producción de Perú, Raúl Pérez-Reyes, quien destacó que el proyecto aplicaría para vehículos a a gasolina.
De acuerdo con la autoridad, durante el segundo trimestre del año se anunciaría un paquete normativo para implementar la iniciativa.
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Focos clave
Los objetivos del programa son disminuir las altas emisiones de dióxido de carbono y promover la creación de trabajo en industrias y talleres que se encarguen de la transformación del parque vehicular.
“En Lima hay entre 150.000 y 200.000 taxis, la idea es tener una meta en el primer año del despliegue del programa de unos 10.000 taxis para que se puedan convertir los que son totalmente de gasolina a un motor eléctrico”, declaró Pérez-Reyes a la agencia de noticias EFE en la presentación del plan “Al-Invest Verde”, financiado por la Unión Europea (UE).
El ministro aseguró que este cambio de motor será rentable tanto para los vehículos que usen gas licuado de petróleo (GLP) como para aquellos que necesiten gasolina, los cuales ahorrarán entre el 50 % y el 70 %, de acuerdo con las estimaciones.
Recursos
El ministro explicó que la conversión sería “autofinanciada” por el propio taxista, aunque señaló que en algunos casos necesitarán un bono de conversión que, aunque no está definido aún, calculó que será de unos US$ 3.000 que podrán variar según las condiciones del vehículo.
Para llevar adelante esta conversión eléctrica, el titular de Producción explicó que será necesario capacitar y certificar los talleres que puedan realizar el cambio de motor con garantías de seguridad, algo que a juicio del ministro promoverá la creación de empleo de una industria más limpia.
En cuanto al abastecimiento de los coches eléctricos, Pérez-Reyes planteó un subsidio a las empresas encargadas de instalar puntos de abastecimiento para la recarga rápida de las baterías -que tarda entre 20 y 40 minutos-, la cual requiere de una mayor potencia eléctrica de la que tienen los hogares convencionales.