Una investigación reciente del Centro de Baterías SLAC-Stanford, un esfuerzo conjunto entre la Universidad de Stanford y el Laboratorio Nacional de Aceleradores SLAC, sugiere que las baterías de los vehículos eléctricos (VE) sometidas a condiciones de uso real podrían tener una vida útil significativamente mayor a la prevista.
Esto representa un importante avance para la sostenibilidad, ya que podría reducir la frecuencia con la que los propietarios de VE necesitan reemplazar las costosas baterías o incluso adquirir nuevos vehículos.
Simona Onori, autora principal del estudio y profesora asociada en la Escuela de Sostenibilidad Doerr de Stanford, destacó que conducir en condiciones reales, con aceleraciones, frenadas regenerativas, paradas breves y períodos prolongados de reposo, ayuda a que las baterías duren más de lo que habían estimado basándose en las pruebas estándar de laboratorio.
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Importante hallazgo
El equipo de investigación diseñó cuatro perfiles de descarga diferentes para las baterías, desde un patrón constante hasta perfiles dinámicos basados en datos reales de conducción.
Tras dos años de pruebas con 92 baterías comerciales de iones de litio, descubrieron que los perfiles dinámicos, que imitan el uso real, aumentaban la vida útil de las baterías.
Entre los factores que contribuyen a esta longevidad inesperada, el estudio menciona el uso de algoritmos de aprendizaje automático para analizar los datos.
Por ejemplo, se encontró que las aceleraciones bruscas y cortas ralentizan la degradación de las baterías, lo que contradice la creencia generalizada de que estos picos de aceleración son dañinos.
El estudio también distingue entre dos procesos de envejecimiento en las baterías: el envejecimiento por ciclos (debido a la carga y descarga) y el envejecimiento por tiempo (simplemente por el paso del tiempo). Mientras que el envejecimiento por ciclos es predominante en vehículos comerciales, como autobuses o furgonetas de reparto, el envejecimiento por tiempo resulta ser más significativo en los vehículos personales que pasan mucho tiempo estacionados.
Geslin, uno de los autores principales del estudio, explica: “Para los consumidores que usan sus vehículos eléctricos para ir al trabajo, recoger a sus hijos o hacer la compra, pero que no los utilizan constantemente, el envejecimiento por tiempo se convierte en el factor predominante.”
El estudio también identificó un rango óptimo de tasas de descarga para equilibrar ambos tipos de envejecimiento, que coincide con los patrones típicos de uso de los consumidores.