Transporte de bajas emisiones en Latinoamérica: claves más allá de la movilidad eléctrica

transporte de bajas emisiones en Latinoamérica

El transporte de bajas emisiones en Latinoamérica no puede reducirse a la electromovilidad. Esa fue la gran lección que dejó el panel “Gas natural, SAF, hidrógeno y biocombustibles” en el Latam Mobility Colombia 2025.

En un contexto regional diverso y desafiante, los biocombustibles, el gas natural y el hidrógeno verde juegan un papel fundamental en la transición energética.

“Los biocombustibles son y serán parte fundamental del proceso de descarbonización en Latinoamérica porque tienen el triángulo de la sostenibilidad. Económicamente son viables, ambientalmente sostenibles y socialmente generan un impacto”, afirmó Julio Ernesto Calderón, de Toyota Colombia, quien abrió la conversación con contundencia.

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Este vehículo de Toyota exhibido en el Latam Mobility Colombia 2025 combina lo mejor de dos mundos: es híbrido, Flex Fuel y reduce un 78% de emisiones frente a su vehículo par en motor a combustión.

Soluciones reales para contextos diversos

Una de las mayores riquezas de este panel fue recordar que no existe un único energético capaz de resolver todos los desafíos del transporte. Como lo expresó Andrés Méndez, de Promigas: “No podemos generalizar que va a haber un solo energético para todos los modos de transporte”.

Los biocombustibles lideran hoy la reducción de la huella de carbono del transporte terrestre en Colombia. Según Carolina Rojas, presidente ejecutiva de Fedebiocombustibles, “el sector en los últimos 20 años ha reducido 41 millones de toneladas de CO₂ y hoy explica el 84% de la reducción total del transporte terrestre”.

Estos datos se complementan con el potencial productivo que ofrece el país: la caña de azúcar y la palma de aceite no solo permiten producir combustibles limpios, sino también energía, biogás e incluso hidrógeno.

Diego Gaitán, de Bioenergy, fue contundente: “El bioetanol no es solo un biocombustible, es un habilitador para otras tecnologías como la movilidad eléctrica, aportando incluso a la estabilidad del sistema eléctrico nacional”.

El reto regulatorio y la necesidad de visión de Estado

Los panelistas coincidieron en que el avance de estas tecnologías depende del marco normativo. “Necesitamos políticas de Estado y no de gobierno”, subrayó Calderón. Hoy, la normativa en Colombia impide superar ciertas mezclas de biodiésel y etanol, lo que frena el despliegue de tecnologías ya disponibles.

Casos como el de Brasil muestran el camino. Con mezclas obligatorias del 27% en bioetanol y metas claras a 2030, el país se ha consolidado como referente mundial en biocombustibles.

También se abordó el rol del gas natural. Ercilia Barrios, gerente de Transcaribe, recordó que la operación a gas ha sido clave para la sostenibilidad del sistema de transporte en Cartagena: “Tenemos una operación óptima que cumple con todas las condiciones normativas para mitigar contaminantes”.

Una transición inclusiva, complementaria y urgente

En resumen, el transporte de bajas emisiones en Latinoamérica necesita una estrategia multienergética, colaborativa y adaptada a cada territorio.

“El mercado no se debe adaptar al energético, sino el energético a la necesidad del mercado”, insistió Méndez.

Los mensajes del panel invitan a una reflexión: si la transición energética es un camino, ese camino no puede tener un solo carril. Hay múltiples rutas, y la sostenibilidad exige aprovechar todas ellas.