- Claves para desarrollar una estrategia de transición adecuada
- Actualmente hay cerca de 20 millones de vehículos eléctricos de pasajeros en circulación en todo el mundo y la electrificación se ha extendido a otros segmentos del transporte
Existen más de 1,3 millones de vehículos eléctricos comerciales, incluidos autobuses, furgonetas y camiones, y hay más de 280 millones de scooters, motocicletas y vehículos de tres ruedas eléctricos en las calles de todo el mundo.
Adicionalmente, la tecnología de las baterías continúa mejorando y los fabricantes de automóviles están aumentando la fabricación de nuevos modelos de vehículos eléctricos (EV).
De acuerdo con el reporte Electric Vehicle Outlook 2022 de BloombergNEF, en 2040 habrá más de 700 millones de vehículos eléctricos de pasajeros y 40 millones de vehículos eléctricos comerciales en las calles.
No cabe duda de que los vehículos eléctricos han llegado para quedarse y su adopción sigue creciendo a pasos agigantados.
Entonces, ya no se trata de saber si en un futuro los vehículos eléctricos reemplazarán las flotas actuales, sino la pregunta es cuándo realizar dicha transición.
Lo primero que debemos tener presente al momento de considerar la incorporación de vehículos eléctricos es establecer los objetivos que se buscan con la electrificación, ¿buscamos mejorar los costos, perseguimos un objetivo de sustentabilidad a nivel corporativo? ¿Nos proponemos simplificar el mantenimiento de la flota?
Consideraciones + tipos
Vamos a comenzar por lo más básico, ¿Qué es un vehículo eléctrico? ¿Qué diferencia hay entre los diferentes tipos? ¿Qué significan las siglas que se utilizan?
Un vehículo eléctrico es aquel que utiliza electricidad como fuente de propulsión. Esta puede ser única, principal o secundaria. Todos los vehículos eléctricos utilizan un motor eléctrico (o varios) y una batería.
En el mercado se conocen cinco tipos principales de vehículos eléctricos (EV):
- Vehículos eléctricos de batería (BEV): El vehículo utiliza solo motores eléctricos. Pueden utilizan un solo motor eléctrico (normalmente en el eje trasero); dos motores (uno en cada eje para tracción integral); o, tres motores. La batería tiene mayor potencia que otros EVs y requiere de una toma de corriente externa para recargar la energía.
- Vehículos híbridos (HEV): Los híbridos convencionales son los que combinan un motor de combustión y uno eléctrico. La parte eléctrica se alimenta de una batería auto-recargable: recupera energía mientras el vehículo está en movimiento, especialmente en las frenadas.
- Vehículos híbridos suaves (Mild Hybrid – MHEV): Su base mecánica es un motor a combustión tradicional apoyado por una tecnología eléctrica permitiendo que el motor se apague cada vez que el automóvil se desplaza levemente, frena o se detenga, y luego se reinicie rápidamente una vez que se requiera energía nuevamente.
- Vehículos híbridos enchufables (PHEV): Identifican a los vehículos que combinan un motor de combustión y uno eléctrico. La diferencia con respecto a los HEV/MHEV es que, en este caso, la batería es más potente y necesita de una toma externa de corriente para la recarga.
- Vehículos de Celda de Combustible (Hidrógeno): Su sistema de propulsión es similar al de un vehículo eléctrico; la gran diferencia es que mientras este obtiene su energía de la red eléctrica, los de celda de combustible se recargan con hidrógeno. Los vehículos de hidrógeno tienen una mayor autonomía y un menor tiempo de recarga.
La gran ventaja de los híbridos enchufables es que la parte eléctrica permite circular sin gastar combustible; una vez que la batería agota su energía, el vehículo sigue en funcionamiento con la parte de combustión
Estrategia
Para comenzar a desarrollar una estrategia de transición a vehículos eléctricos, debemos considerar una serie de cuestiones que van a ser determinantes a la hora de definir el plan de electrificación de la flota. Por lo tanto, debemos recolectar toda la información posible para comenzar a trabajar en los siguientes puntos claves:
1. Definir los objetivos principales que se buscan al planificar la electrificación de la flota: Entre los objetivos o motivos más comunes están las políticas de sustentabilidad y reducción de emisiones, la reducción de los costos debido a gastos de mantenimiento y ahorro de combustibles y eventualmente el aprovechamiento de ventajas fiscales y descuentos otorgados al momento del recambio de los vehículos.
2. Identificar los costos de mantenimiento de la flota de vehículos actual: Conocer los costos de la flota de vehículos actuales de combustión interna (ICE) es fundamental para comenzar a evaluar la transición y comparar con los gastos de los vehículos eléctricos que les permita generar ahorros en el futuro.
El precio más elevado de un vehículo eléctrico puede compensarse si se tiene en cuenta el ahorro operativo total del vehículo a lo largo de su vida útil. Además del ahorro de combustible, podemos mencionar algunas exenciones impositivas y disminución de gastos de mantenimiento.
3. Evaluar la distancia máxima que deberían recorren los vehículos por día: La evaluación de las distancias recorridas por los vehículos de la flota es el primer paso para evaluar la transición a vehículos eléctricos.
Debemos poder determinar la cantidad de kilómetros máximos recorridos de los vehículos actuales y los recorridos, para poder elegir mejor el tipo de vehículo eléctrico que se necesita. Al analizar el uso de todos los vehículos de una flota, se puede redistribuir los vehículos para asegurarse de que se utiliza el vehículo adecuado para el trabajo y trayecto correcto con el fin de optimizar la flota.
4. Debemos conocer cuál es la autonomía de los vehículos eléctricos: La autonomía es proporcional al nivel de electrificación. Los vehículos híbridos tienen menor autonomía eléctrica, pero cuentan con la ventaja del motor a combustión lo que permite no depender de la carga de su batería, por ende, si bien pueden recorren mayores distancias con el motor a combustión su autonomía eléctrica es limitada.
Por el contrario, los EV más vendidos pueden recorrer una media de 200-300 km con cada carga, y en algunos casos hasta 500 km pero cuentan con la limitante de la disponibilidad de las redes de carga y finalmente los vehículos de celda de combustible pueden llegar a 1.000 km de autonomía, y su limitante también es la red de carga.
5. En base a la autonomía, debemos considerar una infraestructura de red de carga adecuada: Debemos planificar dónde se encuentran las estaciones que mejor se adaptan a la flota, la cantidad de estaciones disponibles y el tipo de estación, dependiendo del modelo de los vehículos eléctricos. Si las estaciones serán exclusivamente para uso de la flota o estarán abiertas al público.
Entender cómo se mueven sus vehículos y qué tipo de trayectos realizan será el primer paso para identificar las mejores ubicaciones para la carga. En base a esta información debemos poder responder:
- ¿Dónde suelen estacionar sus vehículos? Si las estaciones serán exclusivamente para uso de la flota o estarán abiertas al público.
- ¿Existe actualmente una infraestructura disponible en las zonas en las que operan sus vehículos?
- ¿Cuántas estaciones de carga necesitarán si cargo la flota en las instalaciones propias?
- ¿Cuáles son los tiempos de carga? La capacidad de las baterías que habrá que cargar y cuáles son los horarios de utilización de trabajo de los vehículos
- ¿Qué tipo de estaciones necesitará? El equilibrio de los híbridos enchufables frente a los demás vehículos eléctricos definirá los tipos de estaciones necesarias.
- ¿Dónde se estacionan cuando no se utilizan y por cuánto tiempo? Sirve para elaborar una estrategia eficaz para instalar la infraestructura de recarga.
Importante: Se debe tener en cuenta la capacidad actual de las instalaciones eléctricas y el costo de la infraestructura de carga de vehículos eléctricos. La planificación de los equipos de carga requiere el análisis de una serie de factores, y suele variar mucho de una flota a otra.
6. Finalmente, debemos evaluar los modelos disponibles y analizar la inversión a realizar: Debemos estudiar la disponibilidad de modelos en el mercado, identificar las necesidades de la flota y encontrar el vehículo que mejor se adapte a ellas. Dado que los vehículos eléctricos tienen un precio de adquisición más elevado, la inversión inicial será mayor y el recupero de esa diferencia dependerá los siguientes factores:
- Costos de adquisición de vehículos. Precio de venta al público.
- Tipo de vehículo eléctrico (de batería o híbrido enchufable)
- Capacidad y alcance de la batería.
- Disponibilidad local de modelos
- Costo de mantenimiento.
- Costos de Combustible y Electricidad.
- Incentivos de adquisición de vehículos eléctricos.
Ventajas de la electrificación
Entender cómo maximizar la eficiencia operativa puede acelerar la transición hacia vehículos eléctricos. De todas formas, debemos saber es que no es necesario hacer un recambio completo, sino que debemos planificar una transición ordenada de acuerdo con los objetivos y necesidades de la organización.
En resumen, las principales ventajas de la electrificación para flotas son:
Menor costo de mantenimiento: Según un estudio de Direct Line, el mantenimiento de los vehículos eléctricos cuesta la mitad que el de los vehículos de combustión interna.
Ahorros de combustible: Los vehículos eléctricos son de tres a cuatro veces más eficientes que los vehículos con motor de combustión interna a la hora de convertir la energía en movimiento, y las tarifas eléctricas son inferiores a las del combustible en todo el mundo.
Además, las tarifas eléctricas suelen ser mucho más estables que los precios del combustible, lo que significa que es más fácil presupuestar con costos de funcionamiento más predecibles.
Sustentabilidad: Los vehículos eléctricos suponen una gran oportunidad para que las flotas reduzcan su consumo de combustible y su huella de carbono. Un beneficio medioambiental inmediato del uso de un vehículo eléctrico es la eliminación de las emisiones de carbono y un aporte directo a mejorar la calidad de aire y la vida de las ciudades.
Conclusión
La adopción acelerada de vehículos eléctricos está impulsando a las empresas a actuar rápidamente para electrificar sus flotas. La clave para integrar los vehículos eléctricos es contar con datos de precisos.
Es fundamental tener en cuenta los aspectos básicos, como:
- ¿Qué ventajas aportan los vehículos eléctricos a mi flota frente a los vehículos de combustión interna?
- ¿Qué opciones de vehículos eléctricos tengo y cuánto cuestan?
- ¿Cómo debo diagramar la composición de la flota junto con las estaciones de carga?
Una vez recolectada toda la información y definido los objetivos, ya están preparados para dar el siguiente paso hacia la electrificación. Fundamental, diseñar una estrategia de adopción de vehículos eléctricos basada en datos para determinar los vehículos eléctricos óptimos para su flota.
Por Gabriel Madero, experto en la industria de la Movilidad y cofundador de MIRAIICO
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